¿Es el sexo es realmente binario? Una mirada desde la genética y la endocrinología.
Desde hace mucho tiempo, la sociedad ha clasificado el sexo como un concepto estrictamente binario: hombre o mujer. Sin embargo, los avances en la medicina y una comprensión más profunda de la diversidad de género están desafiando esta visión simplista. Lejos de ser una clasificación sencilla basada únicamente en los genitales al nacer o la capacidad reproductiva, el sexo abarca una compleja interacción de características biológicas como cromosomas, hormonas y características sexuales secundarias.De acuerdo con Rehmann-Sutter et al., 2023, la existencia de personas con Diferencias del Desarrollo Sexual (DSD) es un claro ejemplo de esta complejidad. Las personas con DSD nacen con variaciones en sus características sexuales que no encajan en las categorías típicas de "masculino" o "femenino". Estas diferencias pueden manifestarse en los genitales, las hormonas o los cromosomas, y, según estimaciones conservadoras, afectan a 1 de cada 5,000 bebés. El estudio de las DSD ha revelado que el desarrollo sexual es una red reguladora compleja, no un simple interruptor binario.
La idea de que el sexo es binario debido a la existencia de solo dos tipos de gametos (óvulos y espermatozoides) también ha sido cuestionada. Un argumento clave es la "complejidad somática": el sexo de un individuo se define por múltiples características biológicas, no solo por su capacidad reproductiva. Las personas infértiles, por ejemplo, siguen siendo clasificadas biológicamente como hombres o mujeres. Esto significa que los gametos no son el único ni el factor "superior" para definir el sexo, y que a otros niveles biológicos, existen más de dos tipos de variaciones.
Otro argumento proviene de la "evolución": la existencia de variaciones fenotípicas más allá de los dos sexos principales es compatible con la evolución, siempre y cuando una parte suficiente de la población sea fértil para la reproducción. De hecho, algunas personas con DSD son parcialmente fértiles y pueden tener descendencia. Esto demuestra que la binaridad del sexo como un fenómeno biológico integral no es una conclusión directa de la existencia de dos tipos de gametos.
El desarrollo y la expresión del sexo son procesos intrincados. La determinación del sexo está regulada por un equilibrio molecular entre las vías de desarrollo testicular y ovárico, desafiando la percepción de un desarrollo puramente "masculino" o "femenino". Por ejemplo, en topos cromosómicamente hembra, una triplicación génica puede llevar al desarrollo de ovotestes y androgenización adaptativa. Además, la testosterona puede convertirse en estrógeno en el cerebro, masculinizando regiones específicas , y la dihidrotestosterona (DHT), un metabolito de la testosterona, puede virilizar a un individuo independientemente de su composición gonadal o cromosómica. La investigación también muestra que el desarrollo del cerebro y el comportamiento no dependen solo de la composición genética, sino también de la compleja y variable composición hormonal.
En el ámbito de la medicina personalizada, reconocer la diversidad sexual es crucial. Si bien la "medicina de género" ha sido un primer paso al considerar las diferencias entre "hombres" y "mujeres" en la enfermedad y la respuesta a los medicamentos , a menudo asume un modelo puramente binario. Una medicina verdaderamente personalizada necesita tener en cuenta la diversidad del sexo en sus diferentes niveles biológicos (genético, hormonal, etc.) y su impacto en las enfermedades y tratamientos médicos.
Históricamente, las intervenciones médicas para las DSD se centraron en "normalizar" los genitales, pero ha habido un cambio hacia un enfoque más centrado en el paciente, que respeta su autonomía y bienestar. La investigación continua en DSD es esencial para avanzar en la atención médica y promover una mayor comprensión y aceptación de las personas con anatomías reproductivas o sexuales atípicas.
Las humanidades también han contribuido a deconstruir la binaridad del sexo, mostrando que la idea de un sexo organizado como binario es un constructo socio-histórico que surgió en los siglos XVIII y XIX. Esto ha debilitado la separación estricta entre sexo y género, y ha revelado que la biología, al describir e interpretar, utiliza conceptos que tienen sus raíces en la cultura y la sociedad.
En resumen, la idea de que el sexo es estrictamente binario es insuficiente. La ciencia moderna, desde la genética y la endocrinología hasta la neurología, nos muestra un panorama mucho más complejo y diverso. Es fundamental adoptar un enfoque interdisciplinario y transdisciplinario para estudiar la diversidad sexual y desarrollar nuevas categorías y metodologías que vayan más allá de un modelo binario rígido. Esto permitirá una medicina más efectiva y equitativa, y una sociedad que reconozca y valore la rica variedad de la existencia humana.
Para leer el artículo completo consulta:
0 comentarios:
Publicar un comentario