13 agosto 2025

 Límite entre lo natural y lo peligroso: productos herbolarios y su relación con la genética.

Por: LF Miguel Ángel Trejo Rodríguez

Lo natural no siempre es seguro: el papel de la genética

En México, el uso de plantas medicinales forma parte de nuestra cultura y es una alternativa muy accesible para la mayoría de la población. Más una vez a lo largo de su vida una persona mexicana a utilizado una planta medicinal para aliviar algún signo o síntoma de alguna enfermedad. Siempre que consumimos una planta o algún preparado derivado de está solemos escuchar es “natural” y lo asociamos con “seguro” (Huxtable, 1992). Sin embargo, como se muestra en la figura 1 ¿realmente son inocuos para todos? La respuesta podría estar en nuestros genes (Hu et al., 2012).


Figura 1. Relación entre el consumo de una planta medicinal y los genes cuando se administra a un humano. Se simboliza de forma bidireccional como es la influencia de la variabilidad genética humana en la eficacia y seguridad cuando se consume plantas medicinales.

El cómo se expresan nuestros genes influye totalmente como el organismo metaboliza las sustancias que ingresan, donde se incluyen las moléculas que forman parte de la composición de las plantas medicinales que consumimos (Arora et al., 2022; Daly, 2025). Por lo tanto, lo que para una persona podría ser beneficioso, para otra podría ser tóxico. Así que lo que para una persona puede ser beneficioso, para otra podría ser tóxico (Fasinu et al., 2012; Gamil et al., 2025). En este artículo, exploraremos cómo la interacción entre los productos herbolarios y la expresión de nuestros genes puede marcar la diferencia entre un remedio natural y un riesgo para la salud.
 
Genes y toxicidad: cuando lo herbal se vuelve riesgoso

Como bien sabes, el ADN es un manual de instrucciones para cada persona, en algunas de ellas podemos encontrar “errores de imprenta” que son denominadas variantes genéticas. Algunas de estás variantes en genes determinado se ven involucrados en como se realiza la biotransformación de las moléculas bioactivas que consumimos en las plantas medicinales (Hu et al., 2012; Liu et al., 2015). Por mencionar algunos ejemplos tenemos a:
A) La hierba de San Juan (Hypericum perforatum), utilizada para tratar la depresión, es metabolizada principalmente por la enzima hepática CYP2D6, cuya actividad puede variar según la presencia de variantes genéticas, afectando la eficacia y seguridad del tratamiento (Steenkamp et al., 2023; Ganesh et al., 2021). La fluoxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), también se metaboliza por esta vía, pero además inhibe de forma potente al CYP2D6. Al administrarse juntos, se ha estudiado que se predomina la inhibición causada por la fluoxetina, lo que puede alterar su metabolismo y por ende la eliminación y concentración plasmática de ambos compuestos (Ganesh et al., 2021). Adicionalmente, está interacción también representa un riesgo clínico importante debido a una interacción en su acción farmacológica, ya que ambos fármacos inhiben la recaptación de serotonina, aumentando su concentración en el sistema nervioso central por lo que se eleva el riesgo de síndrome serotoninérgico, caracterizado por agitación, hipertensión, temblores, rigidez muscular, confusión o alteraciones del estado mental (Hoban, et al, 2015; Bukowska et al., 2025).


Figura 2. Interacción entre la hierba de San Juan y la fluoxetina mediada por la enzima CYP2D6. En esta figura se resume el metabolismo hepático de la fluoxetina, destacando que la Hierba de San Juan (Hypericum perforatum) puede aumentar la expresión de CYP2D6, aumentando el metabolismo de la fluoxetina y reduciendo su concentración necesaria para generar el efecto; por lo que es importante considerar las interacciones planta medicinal-fármaco en pacientes con polimorfismos genéticos en CYP2D6, ya que se altera la eficacia y seguridad del tratamiento antidepresivo.

B) La guayaba (Psidium guajava, por su nombre científico) que se ha utilizado como antidiarreico; dentro de su composición química se encuentra la quercetina, un flavonoide (Gutiérrez, et al, 2008). Para que esta molécula se pueda metabolizar en el hígado utiliza un transportador nombrado OATP1B1 (SLC01B1) (Rodríguez-Fragoso, et al., 2011). Esta misma proteína se utiliza para transportar moléculas dentro del organismo, es utilizada por el grupo de fármacos llamados estatinas (simvastatina, atorvastatina, pravastatina, entre otras) (Zechner et al., 2022). Si tienes la variante genética SLC01B1 rs4149056 se reducirá la actividad del transportador, lo que produce un alto riesgo de miotoxicidad provocado por la estatina (figura 3), ya que se ve desplazado por la quercetina cuando son administradas al mismo tiempo (Fajemiroye et al., 2025; Zechner et al., 2022).


Figura 3. Interacción farmacológica fármaco-planta medicinal por el transportador OATP1B1. Se ilustra cómo la presencia simultánea de quercetina y la estatina puede competir con la estatina por el transportador, reduciendo su eliminación y prolongando su permanencia en sangre. Este incremento en la exposición plasmática de la estatina eleva el riesgo de toxicidad muscular (miotoxicidad), destacando individuos que tienen la variante genética SLC01B1 rs4149056, que provoca la disminución de la actividad del transportador.


C) Una de las plantas medicinales más utilizada para el insomnio y la ansiedad es la valeriana (Valeriana officinalis), popular por sus propiedades relajantes y ansiolíticas, Sin embargo, su combinación con un grupo de fármacos denominados benzodiacepinas como el diazepam puede tener consecuencias inesperadas, especialmente en personas con ciertas variantes genéticas (Balkrishna, et al., 2025). Tanto las moléculas activas de la valeriana como las bezoadecipnas, actúan sobre los receptores GABA-A en el sistema nervioso central, pero desde distintos sitios; mientras el diazepam se une directamente a un sitio específico del receptor, los compuestos de la valeriana (como el ácido valerénico) modulan su actividad de forma alostérica, potenciando el efecto inhibitorio del ácido gamma-aminobutírico, un neurotransmisor que su principal efecto es reducir la actividad neuronal (Puttegowda et al., 2025). Dentro de esto, la genética entra en juego, existen algunas personas portadoras de la variante GABRA1 rs2279020 las cuales presentan una mayor afinidad de los receptores GABA-A por las moléculas mencionadas (Savage et al., 2018). En estos individuos, la combinación de valeriana y diazepam puede desencadenar una depresión del sistema nervioso central exagerada, presentando síntomas como sedación profunda e incapacidad para despertarse, confusión y deterioro psicomotor severo, o inclusive una depresión respiratoria que puede ocasionar la muerte (Puttegowda et al., 2025).


Figura 4. Impacto de la variante genética GABRA1 rs2279020 en como actúan el diazepam y valeriana. Se ilustra el mecanismo molecular de como los compuestos de la valeriana (Valeriana officinalis) y el diazepam actúan en los receptores GABA-A en el sistema nervioso central (SNC). Mientras el diazepam se une directamente a un sitio específico del receptor, los compuestos presentes en la valeriana (como el ácido valerénico) controlan su actividad, haciendo que el efecto inhibitorio del neurotransmisor GABA sea potenciado. Esto se complica más si hay presencia de la variante genética GABRA1 rs2279020, ya que se aumenta la afinidad del receptor por ambas sustancias, lo que puede resultar en una depresión exagerada del SNC, manifestándose como sedación profunda, confusión, deterioro psicomotor o incluso depresión respiratoria.


D) Una de las principales plantas medicinales utilizadas es la manzanilla (Matricaria chamomilla), sin embargo, podría no ser tan inocua cuando se combina con medicamentos comunes como el ibuprofeno (El Mihyaoui et al., 2022). Lo que muchos consideran un remedio "natural" esconde un riesgo poco conocido y estudiado, ya que podría potenciar los efectos adversos de los antiinflamatorios como son las úlceras gástricas. Dentro de los compuestos que contiene la manzanilla encontramos el camazuleno y apigenina (El Mihyaoui et al., 2022), que tienen un efecto antiinflamatorio porque se unen altamente a la iclooxigenada 1 (COX-1) (Forgerini et al., 2021). Aunque su acción es moderada por sí sola, al combinarse con ibuprofeno, que también inhibe esta enzima, se crea un efecto acumulativo que reduce drásticamente la producción de prostaglandinas gastroprotectoras por lo que se debilita la barrera mucosa del estómago (García-Martín et al., 2021; Miraj & Alesaeidi, 2016). Aunado a esto, el riesgo se multiplica en portadores de la variante genética PTGS1 rs1330344, que ya de por sí tienen una COX-1 menos eficiente, por lo que la combinación de manzanilla e ibuprofeno podría triplicar el riesgo de producirse una úlcera e inclusive con una menor dosis del antinflamatorio (García-Martín et al., 2021; Ostovar et al., 2025).

Figura 5. Aumento en la inhibición de la enzima COX1 por la administración de manzanilla e ibuprofeno. Se observa el mecanismo por el cual los compuestos activos de la manzanilla (camazuleno y apigenina) cuando se administra en conjunto con el ibuprofeno inhiben de manera sinérgica la enzima ciclooxigenasa-1 (COX-1), además si la persona es portadora variante genética PTGS1rs1330344, aumenta el riesgo de vulnerabilidad gástrica, ya que se ve reducida la producción de prostaglandinas gastroprotectoras que compromete la barrera mucosa gástrica aumentando significativamente el riesgo de úlceras.
 
3. Pero entonces ¿es malo el consumo de plantas medicinales?

La naturaleza nos brinda remedios poderosos, pero no siempre son tan inocuos como creemos. Lo que para una persona puede ser un alivio, para otra podría convertirse en un riesgo inesperado. La clave está en entender que la seguridad de estas plantas depende de factores como tu propia genética, los medicamentos que estés tomando y la forma en que las consumes.
En México, esto impacta mucho en la población ya que tenemos una arraigada cultura de automedicación, la mayoría utilizando plantas medicinales, muchas veces sin conocer sus posibles efectos secundarios o los riesgos que conlleva consumirlas. Adicionando que gran parte de la población tiene variantes genéticas que pueden hacerlas más sensibles a ciertos compuestos contenidos en este tipo de plantas.
El verdadero problema surge cuando combinamos estas plantas con fármacos convencionales sin conocer sus interacciones, cuando ignoramos sus posibles efectos adversos, que rara vez se reportan, o cuando las consumimos basándonos en información de redes sociales que no menciona riesgos ni contraindicaciones.
Por eso, antes de usar una planta medicinal es importante consultar con un médico sobre todo si se está tomando otros medicamentos. También es importante buscar información confiable y con sustento científico, no solo recomendaciones populares o de redes sociales. Sobre todo, escucha a tu cuerpo: si algo te causa malestar, no lo pases por alto.
¿Has tenido alguna experiencia con plantas medicinales? Nos encantaría conocer tu historia en los comentarios.



Referencias

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