Foto: Hernán Rojas
En muchos casos, los estudios en genética forense utilizados en los juicios para ayudar a determinar a los culpables o exonerar a los inocentes se han desarrollado alejados de la investigación científica formal y se han guiado por las necesidades del sistema de justicia penal más que por los estándares científicos. Estas situación ha llevado a malos entendidos e incluso a rencores entre los forenses y los académicos. Por una parte, los científicos declaran que las técnicas utilizadas por los forenses, desde las clásicas como el análisis de huellas dactilares hasta las más modernas como el análisis de DNA, tienen una gran cantidad de descuidos metodológicos que llevan a malas interpretaciones. Por su parte, a los forenses les molesta ser criticados por personas que ofrecen poco a la investigación forense y que no intercambian nuevos y mejores métodos que los ayudarían a desempeñar mejor su labor. La Academia Nacional de Ciencias de E.U.A. propuso la creación de un Instituto Nacional de Ciencias Forenses, en donde se tengan vínculos entre la ciencia académica y la práctica forense y se establezcan normas, procedimientos y apoyo para entidades que desarrollen técnicas forenses. Esta medida va dirigida a disminuir la brecha existente entre estas dos comunidades. Mientras esto ocurre, la Academia propone que las universidades establezcan centros de ciencia forense y programas de doctorado en medicina forense, a fin de generar investigadores que tengan mejor relación con sus colegas académicos. La revista Nature del 18 de Marzo de 2010 ofrece una publicación especial sobre este tema. Si quieres acceder a ella haz click aquí.
Obesidad, GLP-1 y cerebro
Hace 2 semanas.
¡Muy bien!
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