El aún incierto origen de los perros
Los primeros pobladores de América traían ya con ellos a sus perros (del blog Antropología física ¿Para qué?) |
Algunas personas prefieren a los gatos, otros dicen que es el caballo el merecedor al título del “mejor amigo del hombre”, pero no existe otro animal doméstico que haya acompañado al hombre en su curso sobre la tierra desde tiempos tan remotos como el perro. A pesar de haber compartido su vida con nosotros durante tanto tiempo, de parecernos tan familiares, la historia evolutiva de estos animalitos sigue teniendo aires de misterio.
Hoy en día, por medio de estudios genéticos, sabemos que el perro desciende del lobo gris (Canis lupus). El ADN del perro es idéntico al del lobo en un 99.8% (aunque no se descarta la posibilidad de que otros cánidos han aportado un poco de sus genes, pues todas las especies de la familia Canidae pueden entrecruzarse y dejar descendencia fértil). Algunos autores se refieren al perro como una especie (C. familiaris), otros lo consideran una subespecie (C. lupus familiaris), y otros más los reconocen como la versión doméstica del lobo gris, sin asignarle un rango taxonómico diferente. Pero el problema central para muchos científicos interesados en el tema es, independientemente de su rango taxonómico, saber dónde y cuando ocurrió la domesticación de aquel que conocemos como el mejor amigo del hombre.
Hoy en día, por medio de estudios genéticos, sabemos que el perro desciende del lobo gris (Canis lupus). El ADN del perro es idéntico al del lobo en un 99.8% (aunque no se descarta la posibilidad de que otros cánidos han aportado un poco de sus genes, pues todas las especies de la familia Canidae pueden entrecruzarse y dejar descendencia fértil). Algunos autores se refieren al perro como una especie (C. familiaris), otros lo consideran una subespecie (C. lupus familiaris), y otros más los reconocen como la versión doméstica del lobo gris, sin asignarle un rango taxonómico diferente. Pero el problema central para muchos científicos interesados en el tema es, independientemente de su rango taxonómico, saber dónde y cuando ocurrió la domesticación de aquel que conocemos como el mejor amigo del hombre.
¿Cuándo?
Existe clara evidencia de que el perro fue el primer animal doméstico. Los registros arqueológicos más antiguos en los que se han identificado restos no ambiguos de perros datan de entre 10,000 y 20,000 años antes del presente, y preceden a la aparición de la agricultura por varios cientos de años. Los perros actuales poseen diferencias morfológicas respecto a los lobos, como el tamaño y posición de los dientes, patologías dentales, así como en tamaño y proporción de los elementos craneales. El problema es que estas características no estaban fijadas en los primeros perros, ni tan marcadas como ahora (sólo comparemos el tamaño de un Chihuahueño contra el de un Gran Danés), y por lo tanto hacen muy difícil la identificación de los ejemplares más antiguos (además que restos de otros cánidos pequeños o juveniles se asemejan mucho a los de perros). Los relojes moleculares arrojan cifras mucho más antiguas que las que nos da el registro arqueológico, indicando que el origen de los perros se remonta hasta los 100,000 y 150,000 años antes del presente (no está demás decir que estos relojes se calibran con los registros arqueológicos más antiguos).
¿Dónde?
Entre 2002 y 2005, se publicaron artículos que, por medio de secuencias mitocondriales, parecían aportar pruebas apoyando la hipótesis de que los perros se originaron a partir de una población de lobos en el este de Asia (para ser más precisos, en China). La cosa se complicó cuando estudios posteriores que utilizaron SNP's y otros marcadores nucleares, sugirieron que aquella hipótesis resultaba muy simplista. Dichas investigaciones apoyaron otra hipótesis ya antes formulada; la existencia de diferentes centros de domesticación del lobo a lo largo de todo el Hemisferio Norte a finales del Pleistoceno. Y para poner una cereza en este pastel, existen evidencias de que diferentes especies del género Homo estuvieron involucradas en estos procesos.
(tomado de Diablog) |
Implicaciones
Estas nuevas investigaciones han cambiado la visión que teníamos de los perros. Bajo esta óptica, los perros actuales son resultado de la fusión de varias poblaciones verdaderamente ancestrales, que a su vez descendieron de poblaciones de lobos con procesos de domesticaión independientes. Los perros, en los últimos siglos, han estado sujetos a procesos de reducción genética por cuellos de botella (durante la Primera y Segunda Guerra Mundial desaparecieron varias razas de perros o quedaron apenas unos cuantos individuos), seguidas de procesos de selección y diversificación. Por lo tanto, los análisis genéticos arrojan filogenias entre las distintas razas que nos hablan de eventos muy recientes. Así, muchas de las razas que se creían ancestrales (como los dingos, los alaska o el shar-pei) parecen ser razas modernas posteriores a la colonización del sur de América y de Africa por el hombre (<1,400 años) que han estado en aislamiento geográfico y por lo tanto aparecen como basales en las filogenias.
Como lo afirman los autores del artículo Rethinking dog domestication by integrating genetics, archeology, and biogeography (click para verlo), publicado por la revista PNAS a principios de año, pare ser que nuestros esfuerzos para investigar profundamente la historia de la domesticación canina “han sido obstaculizadas”, pues “incluso en conjuntos de datos que caractericen muchos individuos, los métodos que utilicen miles de SNP's son capaces sólo de recuperar señales que han resultado de los efectos de cuello de botella y evolución reticular que tomaron lugar durante la formación de las razas en los siglos XIX y XX”. Como casi todo proceso biológico, la evolución de los perros resulta haber sido más compleja de lo que pensamos.
Estas nuevas investigaciones han cambiado la visión que teníamos de los perros. Bajo esta óptica, los perros actuales son resultado de la fusión de varias poblaciones verdaderamente ancestrales, que a su vez descendieron de poblaciones de lobos con procesos de domesticaión independientes. Los perros, en los últimos siglos, han estado sujetos a procesos de reducción genética por cuellos de botella (durante la Primera y Segunda Guerra Mundial desaparecieron varias razas de perros o quedaron apenas unos cuantos individuos), seguidas de procesos de selección y diversificación. Por lo tanto, los análisis genéticos arrojan filogenias entre las distintas razas que nos hablan de eventos muy recientes. Así, muchas de las razas que se creían ancestrales (como los dingos, los alaska o el shar-pei) parecen ser razas modernas posteriores a la colonización del sur de América y de Africa por el hombre (<1,400 años) que han estado en aislamiento geográfico y por lo tanto aparecen como basales en las filogenias.
Como lo afirman los autores del artículo Rethinking dog domestication by integrating genetics, archeology, and biogeography (click para verlo), publicado por la revista PNAS a principios de año, pare ser que nuestros esfuerzos para investigar profundamente la historia de la domesticación canina “han sido obstaculizadas”, pues “incluso en conjuntos de datos que caractericen muchos individuos, los métodos que utilicen miles de SNP's son capaces sólo de recuperar señales que han resultado de los efectos de cuello de botella y evolución reticular que tomaron lugar durante la formación de las razas en los siglos XIX y XX”. Como casi todo proceso biológico, la evolución de los perros resulta haber sido más compleja de lo que pensamos.
Si quieres saber más, puedes consultar los siguientes artículos en la red:
Y yo que siempre pensé que de el perro, al ser un compañero fiel de el hombre, ya se sabía todo.
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