En todo México, se puede encontrar una araña con un veneno 15 veces más tóxico que el de una víbora de cascabel, la viuda negra o mejor conocida como araña capulina. Uno de los componentes más importantes del veneno de esta araña, es una proteína de 130kDa denominada α-latrotoxina (αLTX), la responsable de los síntomas que se presentan en los vertebrados después de una mordedura. Uno de los tratamientos más efectivos es la administración del antiveneno; el cual se extrae del veneno de las arañas; proceso muy riesgoso y poco eficiente. Por esta razón, el Instituto de Biotecnología de la UNAM clonó y secuenció el gen de la αLTX, con el objetivo de expresarla de manera recombinante y activa para utilizarla como inmunógeno sustituto en la producción del antiveneno.
Partieron de un plásmido (pCR2.1-TOPO-αLTX ) con la secuencia codificante de la αLTX madura, usaron las enzimas de restricción BamH I y Sal I y subclonaron el cADN de la αLTX en el vector pMelBacA para cotransfectarlo a células de insecto junto con ADN de baculovirus. Después, hicieron electroforesis para purificar las bandas de ADN de su interés, las ligaron y transformaron en células de E. coli . Seleccionaron las colonias positivas mediante un análisis de restricción y secuenciaron su ADN plasmídico.
Esta nota fue propuesta por la alumna Karla Garfias.
Este artículo fue publicado en la Revista de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería y puedes acceder al texto dando click aquí.
Me pareció muy interesante que Karla haya elegido este artículo; resulta muy didáctico para los fines de la clase. La producción de un antiveneno además de dar varios ejemplos en los que se recurre a las herramientas de la ingeniería genética, también nos habla de las aplicaciones y la importancia que tiene esta área.
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