Getsemaní Orozco Luis es una notable estudiante de la Facultad de Ciencias Químicas, campus Orizaba, de la Universidad Veracruzana, quien se encuentra cursando el 5º semestre de Ingeniería en Biotecnología.
A finales del mes de junio, durante la cuarentena, y motivada porque las actividades presenciales eran imposibles de llevarse a cabo comenzó una búsqueda de otras rutas para aprender y adquirir nuevas habilidades. Así conoció el evento “CHALLENGE de Soluciones Científicas a Problemas Emergentes” a través de una publicación de la página Clubes de Ciencia México.
Getsemaní quería adentrarse en la problemática mundial actual, dándose la oportunidad de aprender lo que este curso ofrecía, conocer gente nueva y realizar alguna actividad productiva pues con la pandemia, dice ella “no sabía cómo mantenerme entretenida”.
El CHALLENGE suele ser un evento presencial, pero en esta ocasión tuvo la modalidad “Quédate en casa”. Consistía en una serie de cursos impartidos por instructores de diversas universidades (quienes además compartían experiencias para alentar a los jóvenes inscritos) y en la realización de un proyecto. Los proyectos a su vez estaban clasificados en cuatro categorías o tracks: Modelos epidemiológicos, Desarrollo terapéutico, Innovación de diagnósticos y Salud e impacto ambiental.
Así, Getsemaní eligió trabajar en el track de Salud e impacto ambiental, enfocándose en la contaminación del aire en la Ciudad de México, analizando los gases contaminantes y cómo los efectos de las partículas PM 2.5 en la salud de la población podían aumentar su vulnerabilidad hacia el SARS-CoV-2. Fue gracias a que su enfoque estaba dirigido a la Ciudad de México que le fue asignado un equipo de tres estudiantes de la UNAM: América Cervantes y Daniela Ruiz, ambas de Ingeniería Química, y Rubén Martínez de la Licenciatura en Tecnología.
El evento duró 10 días, los cuales fueron días de mucho esfuerzo para permitir que todas las partes del proyecto resultaran de la mejor manera. Getsemaní nos cuenta que trabajar con aquellos jóvenes fue una experiencia muy enriquecedora, pues todos eran muy cultos, amables e interesantes, y, además la cooperación entre todos ellos permitió enriquecer los conocimientos que cada uno tenía al estar en programas educativos diferentes, esto les permitió aprovechar sus capacidades para complementarse en el proyecto.
Ella la describe como “una experiencia magnífica”, pues por medio de ella conoció una gran cantidad de material virtual y bases de datos y aprendió muchas maneras de manejar esta información por medio de gráficos y páginas web con las que nunca había trabajado. Pero fue la convivencia con otros jóvenes lo que permitió que la experiencia además de interesante fuera muy divertida. Ella cuenta cómo las conferencias virtuales se daban tanto en inglés como en español y los instructores eran muy accesibles, cuando se presentaba alguna inquietud. Todo esto en conjunto demostró un nuevo panorama del ambiente científico, el cual era muy alegre, entusiasta y, sobre todo, respetuoso.
Llegando el día de la entrega de sus proyectos, el nerviosismo no se hizo esperar, pues dentro del mismo track se presentaron otros dos equipos (que hacían aproximadamente 45 personas), los cuales se enfocaron en la contaminación del aire de la ciudad de Monterrey, Nuevo León.
Al recibir la mención honorífica, cuenta ella, sintieron una gran emoción, pues debido a la competencia presentada, este acto fue “una palmadita por el arduo trabajo de todos esos días”. Fue una gran satisfacción que su proyecto al final rindiera frutos.
Sumado al reconocimiento recibido, todos los integrantes recibieron un pase a la Reunión Internacional de Inteligencias Artificiales (RIIA), donde pudieron complementar, en otros campos de aplicación, los aprendizajes que, en tan solo 10 días habían adquirido, poniendo en práctica el programar, crear páginas web, modificar código, etc.
Con el evento finalizado, Getsemaní nos comparte que su mayor aprendizaje fue el trabajo en equipo y el no darse por vencidos a pesar de los percances que el equipo tuvo, esto debido a la incertidumbre que implicaba el trabajo remoto, pues al trabajar con gente de diferentes lugares, con conocimientos variados, con ideas y formación distinta, es muy difícil predecir cómo va a resultar, pero al final todo se resume en un constante compartir de conocimientos y experiencias, potenciado por los espacios brindados entre conferencias donde Getsemaní tuvo la oportunidad de platicar con gente de Querétaro, Ciudad de México, e incluso de Costa Rica, Chile, África.
Getsemaní, además, explica que para ella fue muy importante poder acercarse a los instructores de universidades como la de San Diego, California, la Universidad Autónoma de Chihuahua o el Centro de Investigaciones Biológicas del Noreste. Explica cómo el mundo virtual era muy grande y fascinante y que muchas veces no se aprovecha al máximo. Ella cree que de no haber sido por la pandemia quizás nunca hubiera conocido este evento, o que, de haberlo conocido, no le hubiera dado la misma importancia a todo el trabajo virtual, las plataformas, los documentos, etc. Pues siente que fue el tiempo que tenía disponible, debido a que no había clases presenciales, lo que le permitió prestar más atención a este evento.
Ella termina afirmando que, si se volviera a presentar la oportunidad de participar en este evento o alguno parecido, ella lo haría de nuevo, y que está emocionada pues también recibió un pase directo a cualquier Club de Ciencia en 2021, y que ella espera, pueda ser presencial.
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