¿Amistad a primera vista? Tu cerebro lo sabe antes que tú: la base biológica de la conexión social.
¿Alguna vez has conocido a alguien y sentido un "clic" instantáneo?
Como biólogos, solemos buscar explicaciones en la evolución o en la genética, pero un estudio reciente, publicado en Nature Human Behaviour, nos ofrece una pieza fascinante del rompecabezas: la homofilia neural.
Resulta que no solo elegimos amigos que se parecen a nosotros en edad o género, sino que buscamos activamente a quienes procesan el mundo de la misma manera que nosotros, incluso antes de intercambiar la primera palabra.
El Experimento: Escaneando la amistad antes de que nazca.
Un equipo de investigadores llevó a cabo un diseño experimental impresionante. Reclutaron a una cohorte de estudiantes de posgrado y escanearon sus cerebros mediante resonancia magnética funcional (fMRI) antes de que se conocieran entre sí.
Mientras estaban en el escáner, los participantes vieron una serie de clips de video (desde documentales hasta comedias) para mapear cómo sus cerebros reaccionaban ante estímulos naturales. Luego, los investigadores rastrearon la formación de su red social durante los siguientes 8 meses.
El hallazgo: un "fenotipo neural" compartido.
Los resultados fueron sorprendentes y apoyan la hipótesis de la "homofilia neural":
Predicción Biológica: La similitud en las respuestas cerebrales previas a la predicha permitió predecir la proximidad en la red social 8 meses después.
No es solo proximidad: las personas que terminaron siendo amigos tenían patrones de actividad cerebral mucho más similares entre sí que los que terminaron siendo solo "amigos de amigos" o conocidos lejanos.
Regiones Clave: Las coincidencias más fuertes se encontraron en regiones asociadas con el valor subjetivo (lo que nos gusta o nos importa), como la corteza orbitofrontal, y en la Red Neuronal por Defecto (DMN), encargada de interpretar narrativas y comprender el entorno social.
¿Por qué nos importa esto en genética?
Aunque este estudio se centra en la neuroimagen, sus implicaciones para la biología del comportamiento son profundas. El estudio sugiere un modelo causal en el que factores de fondo —incluidos nuestros genes y la interacción gen-ambiente— dan lugar a experiencias y expectativas que moldean cómo nuestro cerebro responde al mundo.
De la misma manera que estudiamos la variación biológica en una población, aquí vemos una variación en el procesamiento neural que actúa como un filtro selectivo de nuestras relaciones.
Es fascinante pensar que la amistad no es aleatoria: existe una compatibilidad biológica preexistente.
El filtro del tiempo: La similitud neural fue especialmente alta entre amistades que se fortalecieron entre los 2 y los 8 meses. Las amistades formadas por mera circunstancia (sentarse juntos en clase) tendían a disolverse si no existía dicha "sincronía neural" de base.
Reflexión para el aula
Para mis estudiantes de Bases Genéticas de la Vida, esto nos lleva a una pregunta provocadora: Si nuestros genes influyen en cómo se "cablea" nuestro cerebro para responder al entorno, y esa respuesta determina con quién nos relacionamos... ¿cuánto de nuestra "tribu social" es una extensión de nuestra propia biología?
La próxima vez que sientas química con un nuevo amigo, recuerda: probablemente sus neuronas y las tuyas ya estaban bailando al mismo ritmo mucho antes de que se dieran la mano.
Por: Dra. América N. Castañeda Sortibrán




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